Un despliegue clave para abastecimiento, ciencia e infraestructura

El inicio de la campaña marca la puesta en marcha de una operación que integra ciencia, infraestructura y logística en uno de los ambientes más desafiantes del planeta
La CAV es considerada desde hace décadas la misión logística más compleja del Estado argentino, tanto por la diversidad de tareas que contempla como por la escala de recursos humanos y materiales involucrados.
Este año participan 1.365 efectivos de las Fuerzas Armadas junto con equipos científicos, técnicos y especialistas en soporte operacional. El Irízar —que partió con 313 tripulantes— operará junto a un aviso con 67 personas a bordo para fortalecer la red logística interbases.
Planificación extrema y continuidad anual
La campaña que acaba de comenzar es la número 122, lo que refleja la continuidad de la presencia argentina en el continente blanco. Durante el acto, las autoridades remarcaron que la operación no se limita únicamente al verano: detrás existe un trabajo anual de planificación, almacenes estratégicos, rotación de personal, adquisiciones anticipadas y coordinación entre organismos.
En una campaña antártica típica, el rompehielos realiza entre tres y cuatro viajes completos hacia el continente, dependiendo de las condiciones del hielo, el clima y las cargas críticas que deban movilizarse.
Infraestructura, ciencia y logística en simultáneo
Este año, los objetivos centrales apuntan a sostener el ecosistema científico-operativo y avanzar con obras clave:
- Segunda fase del desarrollo de la Base Antártica Conjunta Petrel, una de las obras de infraestructura más importantes en décadas, destinada a recuperar capacidad logística y científica.
- Soporte al proyecto científico–espacial de la CONAE en la Base Belgrano II, que requiere equipamiento especializado y transporte de alta complejidad.
- Reactivación de bases temporarias como Brown, Cámara, Decepción, Melchior y Primavera, lo que implica restablecer suministros, equipamiento y personal.
- Transporte interbases continuo, con movimientos de carga, combustible, materiales y repuestos críticos.
Las operaciones abarcan abastecimiento de larga distancia, traslado de cargas sensibles, mantenimiento de instalaciones, asistencia a laboratorios remotos y evacuaciones programadas, todo bajo condiciones climáticas cambiantes y ventanas operativas muy acotadas.
Un engranaje clave para la presencia argentina en la Antártida
Además de su rol logístico, la campaña sostiene proyectos de alto valor científico que permiten monitorear meteorología, glaciología, biodiversidad, cambios ambientales y sistemas de comunicación en zonas polares.
Los trabajos incluyen desde instalación de antenas especiales hasta ampliación de laboratorios, control de estaciones automáticas y acompañamiento a equipos que desarrollan investigaciones en campo.
Tras la autorización del Comando Conjunto Antártico, el Irízar inició la singladura rumbo al sur, retomando su rol como plataforma logística central del sistema antártico argentino. Desde ahora se desplegará una cadena de operaciones que será determinante para garantizar abastecimiento, soberanía científica y continuidad operativa en una de las regiones más desafiantes del planeta.