El proyecto ganador es liderado por Juan Sabatte, investigador del CONICET, mientras que la distinción especial 95° Aniversario Merck en Argentina fue para el científico del Consejo, Diego Ojeda.

De izq. a der.: el vicepresidente de Asuntos Tecnológicos del CONICET, Alberto Baruj, el ministro de la Embajada de la República Federal de Alemania Peter Neven, el ganador del premio Merck-CONICET 2025 Juan Sabatte
El proyecto ganador fue: “Clusterina fucosilada como biomarcador y blanco terapéutico en tumores cerebrales”, liderado por el investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS, CONICET-UBA), Juan Sabatte, quien remarcó su agradecimiento al equipo organizador del premio, al jurado y a los demás candidatos, con quienes destacó que compartió proyectos de gran calidad e impacto y subrayó la importancia de iniciativas que reconozcan y estimulen la labor científica, ya que funcionan como un impulso valioso para continuar trabajando y creciendo profesionalmente.
El concurso -que cuenta con el apoyo de la Embajada de la República de Alemania en Argentina- tiene como objetivo contribuir a la aceleración de startups en el campo de la investigación en ciencias básicas y aplicadas en el ámbito de la salud, que generen valor a la sociedad. Para esta edición, se presentaron 81 proyectos que cuentan con base científica y/o tecnológica en el campo de la salud, los cuales generan valor a la comunidad.
En la instancia final, los diez proyectos finalistas presentaron sus propuestas en modalidad Pitch ante el Gran Jurado, conformado por parte del CONICET: el Dr. Tomás Santa Coloma investigador (ad-honorem) en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (BIOMED, CONICET-UCA) y la Dra. María Pía Taranto, responsable técnica del desarrollo de la tecnología en el CERELA. Y por parte de Merck el Dr. Jorge Correale y la Dra. Natalia García Basavilbaso.
Sobre los proyectos ganadores
El proyecto ganador: “Clusterina fucosilada como biomarcador y blanco terapéutico en tumores cerebrales”, liderado por Juan Sabatte investigador del CONICET en el INBIRS, CONICET-UBA, explora nuevas formas de detectar y combatir los tumores cerebrales, especialmente los llamados gliomas los cuales son difíciles de tratar y muchas veces no responden bien a los tratamientos actuales. El equipo de investigación descubrió hace algunos años una variante especial de una proteína llamada clusterina, que aparece en ciertas situaciones del cuerpo como en el semen, y que tiene una forma particular de azúcar (fucosilación) que le permite “engañar” al sistema inmune. Recientemente, encontraron que los tumores cerebrales también producen esta clusterina modificada. Con colegas de Francia desarrollaron anticuerpos muy específicos que detectan solo esta forma “tumoral” de la proteína.
Con este proyecto, el equipo de investigación pretende comprobar si pueden usar esos anticuerpos para: 1) detectar qué tumores son más agresivos, y 2) impedir que esta proteína bloquee la respuesta del sistema inmune. En resumen, buscan una forma más precisa de diagnosticar estos tumores y, al mismo tiempo, una nueva herramienta para tratarlos, ayudando al sistema inmune a reconocer y combatir el cáncer.
Por su parte, el proyecto ganador de distinción especial 95° Aniversario Merck en Argentina: “Inmunidad balanceada: el gran desafío para el desarrollo de vacunas contra el dengue”, liderado por Diego Ojeda, investigador del CONICET en el IIBBA, CONICET- FIL, aborda el desafío de lograr una protección amplia y duradera de los cuatro serotipos distintos del virus del dengue. Buscando desarrollar nuevas formas de estudiar cómo el sistema inmune responde a la enfermedad, ya sea después de una infección natural o luego de recibir una vacuna. Para eso, usaron versiones modificadas del virus que no son peligrosas y que contienen un “gen reportero”, una especie de señal luminosa que permite detectar si el virus está activo o no. Esta tecnología permite hacer pruebas más rápidas, seguras y precisas para medir los anticuerpos que produce el cuerpo. Las cuales serán clave para evaluar vacunas actuales y futuras y para monitorear a personas que ya tuvieron dengue.
Además, se desarrollarán protocolos para que esta tecnología pueda ser usada en hospitales o laboratorios de distintas regiones, especialmente donde el dengue es más común. En resumen, este proyecto busca combinar ciencia y tecnología para mejorar el diagnóstico, seguimiento y prevención del dengue, y ayudar a proteger mejor la salud de la población frente a una enfermedad que sigue en aumento.
En este marco, Baruj señaló: “La quinta edición del Premio Merck–CONICET de Innovación en Ciencias de la Salud 2025 vuelve a demostrar la importancia de la articulación público-privada para impulsar soluciones reales a los desafíos de la salud”. Asimismo, destacó el rol de Merck Argentina como socio estratégico, especialmente en el marco de sus 95 años en el país, así como el acompañamiento de la Embajada de Alemania, que refuerzan una trayectoria compartida de cooperación y desarrollo científico-tecnológico.
Fuente: Prensa CONICET